La revista online NEO.LIFE ha publicado en su número de agosto (https://neo.life/2022/08/your-brain-at-the-moment-of-death/) una entrevista con el intensivista Sam Parnia, director de los proyectos AWARE.
En ella Parnia, aunque aún no desvela ningún resultado de su última oleada de AWARE, que ha prometido para este otoño de 2022, sí apuesta por el papel del cerebro como “filtro” del accesso a nuestra verdadera consciencia y a “otras dimensiones” de la realidad.
Sam Parnia se hace eco del reciente artículo del neurocirujano canadiense Dr. Ajmal Zemmar (https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnagi.2022.813531/full) en el que se detectaron ondas cerebrales gamma y alfa, asociadas al proceso de recordar, en un paciente tras un paro cardíaco. En el artículo se especulaba si esas ondas serían el reflejo de la famosa revisión de vida de las ECMs. Parnia cita en general este y otros estudios anteriores (en humanos y animales) en los que se ha detectado también algún tipo de actividad eléctrica cerebral tras el paro cardíaco.
Lo relevante es que Sam Parnia apuesta porque el cerebro puede estar funcionando como un filtro durante la vigilia para evitar el acceso completo a esas otras dimensiones de la realidad y a esa “consciencia completa” en la que se puede acceder a toda la vida en un segundo. La actividad cerebral residual tras un paro cardíaco puede ser por tanto un último reflejo eléctrico de otras actividades más potentes que están teniendo lugar en esos momentos en esa otra consciencia completa. Sería un reflejo “de arriba hacia abajo”, y no “de abajo hacia arriba”. Parnia indica que esas ondas cerebrales pueden ser también indicadores del proceso de desinhibición cerebral que libera esos filtros que restringen el acceso libre y completo a la consciencia completa en el momento de la muerte.
Así que no es tanto que las ECMs sean experiencias creadas por el cerebro moribundo sino que es el propio cerebro el que, al apagarse, libera el acceso a la verdadera consciencia completa del ser humano.