Soy médica anestesióloga y desde siempre me ha movilizado una profunda curiosidad por los límites de la conciencia y la intersección entre la ciencia y los fenómenos que aún no logramos explicar del todo. Esta inquietud me llevó a realizar un curso en la Fundación Icloby sobre experiencias cercanas a la muerte (ECM), una decisión que resultó profundamente transformadora, tanto en lo profesional como en lo personal.
Durante el curso, me sumergí en el estudio riguroso de las ECMs a través de investigaciones científicas, análisis filosóficos y testimonios personales. Aprendí sobre los patrones recurrentes que presentan estos relatos, las distintas teorías neurocientíficas que intentan explicarlos, y, sobre todo, el impacto emocional y existencial que estas experiencias tienen en quienes las viven. Me sorprendió la coherencia entre los testimonios y cómo, más allá de toda explicación fisiológica, estas vivencias parecían tocar una dimensión profundamente humana.
El curso no solo me brindó herramientas académicas valiosas, sino también una experiencia de crecimiento personal. El trabajo grupal permitió un intercambio muy enriquecedor de ideas, promoviendo el diálogo abierto con personas de distintos ámbitos que comparten el interés por comprender lo que ocurre más allá del umbral de la muerte. Este enfoque colaborativo generó un ambiente de aprendizaje humano y empático. Además, los docentes demostraron un gran compromiso con la temática, ofreciendo una formación de calidad, actualizada y sensible.
Motivada por lo aprendido, decidí involucrarme aún más y comencé a colaborar con la Fundación Icloby, en el Proyecto Luz, como investigadora principal en el Hospital donde trabajo. Esta iniciativa busca recopilar y analizar testimonios de personas que han vivido una ECM, con el objetivo de profundizar en su comprensión y explorar sus implicaciones desde una perspectiva multidisciplinaria. Ha sido un privilegio aportar mi formación médica a este proyecto, contribuyendo al desarrollo de una mirada científica, pero también respetuosa y humana.
Una de las tareas más significativas que realicé fue entrevistar a personas que atravesaron una experiencia cercana a la muerte. Escuchar sus relatos en primera persona fue profundamente estimulante. Muchas describieron una sensación de paz absoluta, la percepción de estar fuera del cuerpo, encuentros con presencias que transmitían serenidad y contención, e incluso revisiones de su vida. En la mayoría de los casos, estas experiencias provocaron transformaciones profundas en su forma de vivir, con mayor valoración del presente, vínculos más conscientes y una menor angustia ante la muerte.
Cada testimonio que recogí me dejó una huella. Me llevó a cuestionar certezas, a mirar mi propia práctica médica desde una nueva perspectiva y a reforzar la necesidad de abordar estos fenómenos con sensibilidad, respeto y una actitud abierta al aprendizaje. Comprendí que, para estudiar las ECM, no alcanza solo con el método científico tradicional: también es necesario incorporar una mirada integradora, que contemple lo emocional, lo espiritual y lo subjetivo.
Mi camino junto a la Fundación Icloby y el Proyecto Luz continúa. Esta experiencia no solo ha ampliado mis horizontes científicos, sino que también ha enriquecido mi visión del ser humano y su complejidad. Estoy convencida de que, mediante un enfoque interdisciplinario y profundamente humano, podemos seguir arrojando luz sobre estos fenómenos, y así contribuir a una comprensión más amplia de la vida, la muerte y la conciencia.
Dra Marissa Casabonne MD