“Dios existe. He estado con Dios.”
Estas fueron las primeras palabras que pronunció el Dr. Xavier Melo al despertar tras un grave accidente de coche en su juventud. Aquel suceso —una experiencia cercana a la muerte (ECM)— marcaría el inicio de una búsqueda que hoy se ha convertido en el Proyecto Luz, una investigación pionera sobre la conciencia no local que cuenta con la participación de hospitales como el Clínic de Barcelona, Bellvitge y el 12 de Octubre.
En una conversación íntima con el periodista Alex Fidalgo, y acompañado por la Dra. Luján Comas, anestesista y presidenta de la Fundación Icloby, Xavier Melo narra con serenidad cómo, tras el impacto, su conciencia pareció elevarse sobre el cuerpo: vio la ambulancia, el pueblo, el planeta… hasta fundirse con el cosmos.
“Sentí que era mi padre, mi madre, el agua, el árbol, el viento… Era parte de todo. Esa sensación de unidad es imposible de olvidar”, recuerda emocionado.
La Dra. Comas, con décadas de experiencia en cirugía cardíaca, explica que la mayoría de quienes atraviesan una ECM regresan transformados:
“Pierden el miedo a la muerte y comienzan a vivir con mayor sentido, sabiendo que la existencia continúa más allá del cuerpo físico.”
Ambos coinciden en que estas vivencias no son creencias, sino experiencias directas que cambian por completo la manera de comprender la vida, la pérdida y el propósito.
Hoy, el Proyecto Luz busca validar científicamente estos fenómenos desde una mirada interdisciplinar, uniendo ciencia y espiritualidad. Con más de 100 investigadores internacionales, el equipo estudia las manifestaciones neurológicas, emocionales y trascendentes de las ECM, así como la llamada lucidez terminal y las percepciones extrasensoriales en contextos clínicos.
“Hace veinte años, cuando quise iniciar este estudio, me dijeron que estaba loco. Hoy tenemos hospitales y científicos queriendo participar. Ha cambiado la conciencia colectiva”, afirma Xavier.
La entrevista fluye entre anécdotas humanas, reflexiones filosóficas y datos científicos, abordando temas como lamediumnidad, la telepatía y las curaciones espontáneas, siempre desde un enfoque respetuoso y abierto al diálogo entre razón y fe.
“El cerebro es una antena”, explica Luján. “Solo hay que aprender a sintonizar con ese campo cuántico donde está todo: el pasado, el presente y las posibilidades de futuro.”
Al final, el mensaje de ambos es simple y luminoso: no hay muerte, solo transformación.
Y cuando se comprende esto, la vida cobra un sentido nuevo, lleno de amor, desapego y gratitud.




