El Liderazgo Consciente

Estamos en época de cambios, y eso también se tiene que ver en la manera de liderar en cualquier campo de la sociedad.

El liderazgo consciente se basa en la idea de que los líderes deben ser conscientes de sí mismos, de los demás y del entorno en el que operan. Esto implica tener una mayor autoconciencia, empatía y compasión hacia los demás, así como la capacidad de tomar decisiones éticas y sostenibles. Los líderes conscientes son capaces de inspirar a sus equipos, fomentar un ambiente de confianza, motivación y colaboración, y trabajar hacia un propósito más elevado que beneficie a todos los involucrados y alcance metas compartidas, sacando lo mejor de cada uno. En resumen, el liderazgo consciente busca crear un impacto positivo en las personas y en el mundo en general.

El poder y la autoridad son componentes claves del liderazgo, pero su uso y manifestación pueden variar ampliamente según el enfoque. El poder se puede ejercer a través de la acción punitiva o la recompensa o gratificación. Se puede utilizar como herramienta de mando para controlar y manipular, cosa que ya no toca en ese liderazgo consciente sino más bien utilizarlo de manera positiva para motivar y empoderar a los seguidores.

Antiguamente la autoridad formal era la que te daba el cargo y actualmente en el liderazgo consciente, te la tienes que ganar a través de la confianza y el respeto hacia ti mismo y hacia los demás.

Para ser líder consciente debes haberte trabajado y conocerte a ti mismo.

Hay cinco herramientas básicas para un liderazgo consciente que son competencias elementales del desarrollo personal, perfectamente entrenables, modificables y mejorables de manera permanente. Brevemente, señalamos en qué consiste cada una:

Autoconocimiento a través de la reflexión de defectos y virtudes a través del cual nos descubrimos y aceptamos y que nos permite ser conscientes de las cualidades y fallos. Es la esencia de nuestra adaptación satisfactoria al entorno.

Autocontrol: para gestionar nuestras emociones, siendo responsables de las consecuencias de nuestros actos a la luz de la aceptación y el compromiso, mediante actividades de relajación, respiración consciente, meditación, yoga y la práctica de actividades físicas compartidas. Es la esencia de nuestras relaciones.

Autoestima: la capacidad de querernos, valorarnos, amarnos y respetarnos en cada uno de los aspectos de nuestra vida. La fuerza transformadora del lenguaje positivo, la substitución de palabras y expresiones peyorativas hacia nuestra persona o hacia otros, y el ejercicio intencionado de la bondad y la amabilidad, Es la esencia de nuestra identidad.

Empatía: capacidad para entender el estado emocional (emociones y sentimientos) y cognitivo (ideas o pensamientos) de otras personas o de nosotros mismos. Ser capaces de ponernos en las circunstancias del otro, más que esperar que el otro se adapte a mí, sin necesidad de renunciar a mi identidad. Es la esencia del cambio.

Asertividad: capacidad para relacionarse respetando derechos y obligaciones, propios y ajenos. Decir sí cuando quieres decir sí y no cuando quieres decir no, independientemente de las circunstancias.

Cada una de estas cinco competencias básicas es interdependiente de las otras. Se trata de un trabajo de mejora intrínseco, desde dentro hacia afuera, que repercute en tu estado psicológico, tus relaciones interpersonales y tu influencia en los demás.

Ser mejor persona exige no solo ser digna, útil, libre y oportuna. Exige también ser responsable y coherente y demostrarlo a través de nuestras palabras, de nuestras acciones y nuestros resultados.

Dra. Luján Comas

Presidenta Fundación Icloby
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