La Navidad es esa época del año especial, mágica y cálida, en la que nos reunimos con los seres que amamos y compartimos nuestra Presencia desde el corazón. Es un tiempo para conocernos un poco más en profundidad y disfrutarnos mutuamente con los amigos, la familia y los compañeros de trabajo.
El eslogan “vuelve a casa esta Navidad” que se hizo famoso hace unos años, con comidas ricas, especiales, hechas de cariño y dedicación, nos recuerda que lo más valioso, el mejor regalo, son los lazos que compartimos con nuestros seres queridos.
La Navidad nos invita a abrir el corazón, a compartir, a ser más tolerantes, a practicar la generosidad, la compasión y la gratitud. Son fechas, en las que se conmemora el nacimiento de Jesús en el cristianismo, el cambio del ojo por ojo, del Antiguo Testamento, por el amor incondicional y la solidaridad entre seres humanos.
Es un momento para reflexionar sobre la importancia de la unión familiar, la amistad, el amor y lo que de verdad tiene valor. Así mismo, es una ocasión para compartir con los que nos han dejado en su forma física, poniéndoles un plato y una velita encendida con su nombre o una foto, en la mesa navideña. Los que se han ido, siguen con nosotros, simplemente se nos han adelantado.
Este año con el desastre natural por la DANA y con tantos conflictos alrededor del mundo que han traído consigo tantas pérdidas, es un momento para aceptar y darnos cuenta de nuevo, de que la muerte ocurre cuando menos te lo esperas y que no tenemos asegurada la vida hasta la vejez. Es una buena oportunidad, para aprender a convivir con la muerte, ya que la vida y la muerte, son dos caras de la misma moneda y no se pueden separar una de otra.
De esta manera, aprendemos a valorar más la vida, a los seres queridos que aún están con nosotros y el lugar donde nos encontramos porque siempre puede ser peor. Es un desafío la celebración, pero también una oportunidad para encontrar significado y alegría en lo que realmente importa, como la gratitud y la solidaridad como una ofrenda.
Que esta festividad, nos inspire a ser más amables y solidarios cultivando en nuestros corazones los verdaderos valores que nos unen, aprendiendo a vivir desde el corazón ¡Es el mejor momento para iniciar ese camino! ¡Que la paz y la alegría de la Navidad llenen nuestros días!
Os proponemos un ejercicio para hacer estas Navidades. Pedidle a cada uno de los miembros de la familia, que escriban en un papel aquello por lo que estén agradecidos cada día, desde el 21 de diciembre. Por ejemplo, algo que hayamos observado o valorado en nuestras reflexiones diarias. Luego, el 31 de diciembre, reunir todos los papelitos en un cuenco u olla de barro y quemarlos como una ofrenda a la vida. El ejercicio puede continuar a partir del 1º de enero, reiniciándolo diariamente hasta llegar a la siguiente Navidad 2025, y nos encontraremos a final de año, muchas cosas valoradas y agradecidas. Como mínimo 365.
También, podemos hacer actos de bondad y compasión: llamando a aquella persona que esté sola, o compartiendo con esa persona enferma o visitando a esas otras personas que se sienten en soledad.
Os invitamos también a meditar, aunque sean diez minutos cada día, antes de realizar cualquier actividad. Una meditación centrada en el agradecimiento desde el corazón. También, si lo crees necesario, es un buen momento para el perdón hacia nosotros y hacia los demás, y para acoger desde el corazón y crear vínculos.
La energía del perdón y del agradecimiento, son magnéticas porque nacen del corazón y crean un campo coherente a nuestro alrededor, cinco mil veces más potente que el cerebro; Así mismo, alinean todos los sistemas rítmicos de nuestro cuerpo y estabiliza el campo energético de cualquier persona que entre en el nuestro.
La propuesta desde Icloby, es intentar vivir las fiestas de Navidad desde el corazón y no desde nuestra mente.
Recuerda que la esencia de la Navidad radica en el amor, la esperanza y la conexión con los demás; y estas pueden brillar, incluso en los momentos más difíciles.
Xavier Melo y Luján Comas
Fundación ICLOBY