Quisiera empezar, con dos frases que considero importantes para afrontar cualquier tipo de miedo: “¡Hazlo! No atreverte puede ser mucho más dañino que atreverte y equivocarte… » de Elisabeth Kübler Rosy…” No es valiente aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo”. Nelson Mandela.
Todos los miedos se derivan del miedo fundamental: el miedo a la muerte. ¿Y por qué tenemos miedo a la muerte? Porque tenemos creencias aprendidas sobre ella que nos limitan. Éstas, provienen de nuestros padres, profesores, parejas, sociedad y en realidad muchas veces no son nuestras.
La muerte es un proceso natural de la vida que nos invita a vivir el presente sin miedo.
Nuestros miedos, no detienen a la muerte que vendrá cuando toque. Lo que hacen, es que detienen el flujo del amor y de la vida. Por temor a morir, dejamos de vivir.
Lo único cierto, es el momento actual. La culpa, nos ancla en el pasado y si pensamos en el futuro, tenemos miedo y ansiedad por lo que pueda ocurrir. El futuro siempre es incierto.
Cuando pensamos en el futuro nos sentimos inseguros, ansiosos, angustiados. Todo lo que tenemos por delante es incierto. Puede que pase o puede que no. Puede ocurrir cualquier cosa, buena, mejor, extraordinaria; pero desgraciadamente sólo nos enfocamos en que pueden ocurrir las malas.
En el momento de morir, nos damos cuenta de que el 90% de las cosas que nos han preocupado y quitado energía, no han pasado. Y, hemos dejado de vivir esos momentos.
Si queremos estar en paz, estemos en el presente, en lo que hay, en lo que se tiene al frente. Cuando decimos: “es lo que hay”, podemos mirarlo de cara y no nos inspira temor porque no hay más.
La historia de la evolución de la humanidad nos demuestra que los que han sobrevivido, no han sido los más inteligentes sino los que se han adaptado mejor. La vida es una continua adaptación. Nuestro ADN se transforma constantemente a través de la epigenética: la sabia naturaleza a causa de la necesidad evolutiva y a través de la adaptación de su ADN, creó patas en los peces para que pudieran conquistar la tierra. Así se manifestaron los primeros reptiles. Más adelante, aparecen unos apéndices o alas y pudimos conquistar el aire, dando un paso gigantesco en la evolución, real y simbólico.
La adaptación no conoce el miedo. La adaptación fluye cuando el ser está listo.
Muchas veces los miedos son un mecanismo que nos indica que aún no estamos preparados. Cuando es así y la falta de adaptación nos mantiene en el miedo, entonces los miedos nos limitarán, bloquearán y nos impedirán ser y dar lo mejor de nosotros.
Dejemos de pre-ocuparnos para pasar a ocuparnos de la situación que venga, cuando venga.
La vida sólo está en el presente.
El miedo a la muerte se transforma desde el conocimiento que nos ofrece la ciencia. Uno teme lo que desconoce.
Dra. Luján Comas
Presidenta Fundación Icloby