“Si me ayudas te regalo un libro y si me regalas una sonrisa te regalo un bombón” fue el slogan que Ángel Custodio colocó en su cartel mientras que vivió en una calle de Madrid. Tenía claro que no quería mendigar dinero y fue en la soledad de la calle donde por varios días y después de sentirse invisible para quienes transitaban por allí, se ideó esta manera para sobrevivir. Sin saberlo caminaba hacia su propósito de vida: ayudar a quienes de verdad lo necesitan. Dicho en concreto: servir al necesitado.
Por mucho tiempo, Ángel Custodio tuvo un estilo vida para muchos envidiable. Al ser un deportista destacado, accedió a becas que le permitieron una formación de alta calidad dentro y fuera de España. Su vida profesional comenzó exitosamente y pronto consolidó un patrimonio que le facilitó vivir cómodamente. La decisión de embarcarse en un nuevo negocio lo llevó a la quiebra. Sintiéndose solo y sin un futuro asegurado decidió suicidarse. Y lo llevó a cabo.
Vivir lo que implica ser alguien sin hogar le permitió entender mucho de ese mundo y encontrar lo que para él es su verdadero propósito. Hoy en día sabe que este, es lo que le da sentido a la vida, es consciente de sus errores del pasado y ha afianzado su confianza en un Ser Superior que llama Dios.
Tras publicar un libro con cuyas ventas logró salir de la calle, sabe que lo único que no le puede pasar es que de nuevo sea el ego quien gobierne su vida.
Su libro titulado SALIR DE LA CALLE le sirve para ganarse la vida y ayudar a los demás.
La entrevista completa aquí